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viernes, 16 de mayo de 2014

Nacho Vegas: Luz de mayo en Madrid (Crónica del primer concierto de Nacho Vegas en Joy Eslava 15-mayo-2014-)

El gijonés presentó su nuevo álbum, “Resituación”, con alto nivel técnico, mucha seriedad y pocas concesiones al público en la primera de sus tres noches consecutivas en Joy Eslava.

Lugar: Joy Eslava (Madrid) | Fecha: 15 de mayo de 2014 | Asistencia: Lleno



Repertorio: Libertariana song, Nuevos planes, idénticas estrategias; Ciudad vampira, Perplejidad, Rapaza de San Antolín, Adolfo Suicide, Taberneros, Polvorado, Runrún, Gang Bang, Actores poco memorables, Cómo hacer crac, La gran broma final, La vida manca. (Bis): Luz de agosto en Gijón, El hombre que casi conoció a Michi Panero, El mercado de Sonora.

Ya es tradición, desde la época de El manifiesto desastre (2008), que Nacho Vegas presente cada nuevo álbum en la capital con tres noches consecutivas en Joy Eslava. En el caso de Resituación, un trabajo muy influido por su implicación con el colectivo Fundación Robo y por los movimientos de protesta social surgidos a partir del 15M, coincidió esa fecha simbólica, además de producirse en una de las salas más cercanas a la Puerta del Sol. Pero no siempre todo es lo que parece: al subirse al escenario en solitario para encarar los bises, hizo referencia a ese detalle remarcando lo que para él tenía esa fecha de carácter agridulce. Justo en la víspera del 15 de mayo de 2011 falleció su amigo Pedro San Martín, ex bajista de La Buena Vida, en un accidente de circulación cuando se dirigía precisamente a ver un concierto del asturiano en Burgos. A él quiso dedicar Luz de agosto en Gijón porque, según le comentó su técnico de sonido, César Verdú, le recordaba mucho a los temas que Pedro componía para el grupo donostiarra.

Ese tema de Resituación –álbum que sonó prácticamente al completo-, y que comenzó tocando Vegas en acústico para finalizarlo en compañía de su banda, fue quizá el momento culminante de un concierto que no sé hasta qué punto cumplió las expectativas de su público. En una tendencia que se ha ido amplificando de modo creciente en cada gira, escatimó la mayoría de los himnos claves de su carrera (no cayeron El ángel Simón, En la sed mortal, El salitre, Ocho y medio, En el jardín de la duermevela, Que te vaya bien Miss Carrusel, Días extraños o Dry Martini S.A, por ejemplo) para centrarse en aquellos en los que más cree en la actualidad. Por ello, el público se dedicó más bien a observar con respeto el concierto sin caer en esos karaokes colectivos que corrían el peligro de convertirse en santo y seña de sus directos, y que sólo afloraron en El hombre que casi conoció a Michi Panero y poco más.

→ Crítica de Resituación, último álbum de Nacho Vegas

Para quien esperase a un Vegas abonado a los tics más manidos de la canción protesta, tampoco era esta actuación. En canciones de combate como Polvorado o Runrún se limitó a recordar la contribución del Coro del Patio Maravillas –un centro social autogestionado del centro de Madrid- en sus versiones en estudio y a anunciar que su banda lo supliría del mejor modo que pudiera (muy bien, por cierto), mientras que introdujo la polémica La vida manca –la misma en que fantasea con el cadáver de Miguel Bosé flotando en una piscina mientras Ana Belén y Víctor Manuel observan- declarando que era un tema “sobre la muerte de Dios y el miedo al compromiso”. El Vegas más personaje, el que establece una distancia irónica con sus canciones, también apareció de forma muy llamativa interpretando Actores poco memorables mientras hojeaba una revista del corazón. Pero, en realidad, fueron meras ‘boutades’, si se quiere ver así, entre un concierto con escasas palabras pero en las que él se mostró cercano, cálido, sincero y muy tímido. O, al menos, con esa mezcla entre timidez, agarrotamiento y miedo escénico que siempre le ha caracterizado.

→ Nacho Vegas a Leonard Cohen: “Ten cuidado, porque igual estos días das la mano a algunos de los que mataron a Lorca”

Se podría interpretar que faltó algo de intensidad, de emociones más extremas por encima de la mera corrección; aspecto que se puede deber al nerviosismo de un comienzo de gira que aún tiene que rodar, o tal vez a lo arriesgado del repertorio. A su favor, la seriedad con que encaró todas sus interpretaciones (desde hace tiempo, en sus conciertos las canciones mandan y el personaje se repliega ante ellas) y lo magnífico de una banda polivalente, La Trama Asturiana, que se han convertido ya en sus Bad Seeds particulares. A los ya habituales Abraham Boba (teclados y acordeón), Luis Rodríguez (bajo) y Manu Molina (batería), se añaden ahora Joseba Irazoki a la guitarra y banjo y Edu Baos (componente de Tachenko y León Benavente) a una segunda guitarra, lo cual ha liberado a Vegas de empuñar la suya en varios temas, aunque también sorprendió tocando el charango (una pequeña guitarrita de origen peruano) en muchos de ellos. Para completar la “leonbenaventización” del músico, César Verdú, -cuarto miembro de esa banda y técnico de sonido aquí-, recibió presentación y vítores del público como si fuese una estrella más en el grupo.

→ Nacho Vegas: “La heroína te crea indolencia”

No podemos finalizar la crónica sin señalar el impacto que supuso ver al telonero, Pablo Und Destruktion. Este joven asturiano, con un sonido aguerrido y furioso a medio camino entre la tradición de su tierra y el Nick Cave berlinés, sorprendió con un pase de media hora cargado de sangre hirviendo y una poesía oscurecida y apasionada. Canciones como Pierde los dientes España, La extranjera, Limonov, desde Asturias al infierno o Por cada rayo que cae mostraron a un artista de raza destinado a hacer cosas muy importantes.



Publicado en el blog por Fhara Hernández (México D.F.)

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