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miércoles, 16 de abril de 2014

Entrevista a Nacho Vegas por RollingStones.es : Canciones de amor y revolución

Tras 'La zona sucia', Nacho Vegas abrió las ventanas para que entrara el aire, pero el aire trajo crisis social y ruina política, y cambió su carrera.

[Foto: Nacho Vegas, por Adolfo Callejo ]

 ha cambiado mucho desde la última vez que le vimos en estas páginas, mientras terminaba de grabar La zona sucia (Marxophone, 2011) y hablaba de su reciente pasado tóxico y amoroso, como siempre, sin tapujos. Tapujos sigue sin tenerlos, pero son los temas los que han cambiado. “Es el país el que ha cambiado”, asegura él.

A lo largo de varios dry martini una noche en el centro de Madrid, el asturiano revela cosas insólitas en el Nacho Vegas anterior: ha estado practicando piragüismo (“hice un curso del Ayuntamiento de Gijón con un amigo; pero los demás eran todos guajes, parecíamos sus padres”); recogió un perro en verano y, aunque se lo ha quedado otra persona, usa una foto suya como avatar de una red social y se emociona hablando de él (“Pixín…”); usa Twitter sin aspavientos pero con constancia, sobre todo involucrado –además de en cuestiones propias de promoción– en debates políticos y arengas anti PP y PSOE, y su “tuitstar” –el término lo usa él– favorito es @Hibai_ (“un abogado vasco, de Bilbao, pero que vive en Barcelona y es muy activo en los conflictos sociales”); y está profundamente entristecido por el auge de los grupos de ideología nazi alrededor del Sporting de Gijón, su equipo (“si es porque estamos a punto de ascender a Primera”, dice Nacho, “no sé si prefiero que nos quedemos en Segunda”).

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“Tocamos bastante en 2011 y 2012”, cuenta Vegas, “y 2013 me lo tomé para preparar el disco y pensar cómo quería que fuera, lo que en realidad se tradujo en no hacer nada [risas]. La verdad es que hay una parte importante de espera, necesaria para que todo tome forma”.

Aunque considera que antes “ya había grabado canciones políticas como Gang-Bang [de Cajas de música difíciles de parar, Limbo Starr, 2003] y Nuevos planes, idénticas estrategias [Desaparezca aquí, Limbo Starr, 2005], al menos esa era la intención”, fue con la publicación de la canción Cómo hacer crac, en septiembre de 2011, cuando Vegas inició el giro explícito hacia la canción protesta. “Empecé a escribirla unos meses antes del 15-M, y cuando sucedió aquello la acabé”, explica Nacho. “La política acabó invadiendo espacios en los que antes no estaba. De repente, en la calle todo el mundo hablaba de política”. Cómo hacer crac inauguró, además, su colaboración con la Fundación Robo, el proyecto musical colectivo que nació también alrededor del 15-M.

Desde entonces, y como queda demostrado en Resituación (Marxophone, 2014), ha abandonado sus características canciones largas dramáticas, confesionales, y ha abrazado la canción directa, concreta, tanto en los temas políticos como en los personales –que sí, también los hay–, que, aunque suene complejo, acaban conjugando. Se remite a Billy Bragg y The Housemartins para decir que “siempre va a haber canciones de amor y revolución”.

¿Tuviste dudas a la hora de ser tan explícito políticamente?

No. Tiene que haber algo urgente, algo que te pida que tienes que escribir sobre eso, pero a la vez tienes que tener un cierto distanciamento porque escribir en caliente nunca es bueno, siempre acabas tirándolo a la basura. Pero esa urgencia es la razón principal de la existencia de una canción, y eso es algo que siempre hay que respetar. Entonces, si sientes esa urgencia, ¿cuáles serían las razones para dudar?

¿Perder tus seguidores de derechas?

Si piensas esas cosas, te estás traicionando. Es algo que tiene que ser inviolable.

Lo decía por lo de los seguidores de derechas. ¿Crees que tienes (tenías) alguno?

Tenía unos fans en Oviedo, conocidos míos durante un tiempo, que se enfadaron un poco cuando saqué Cómo hacer crac. No sé si siguen siendo amigos míos.

En cualquier caso, en Twitter muestras más desprecio por el PSOE que por el PP.

La traición del PSOE es mayor. Cuando abandonaron el marxismo no abrazaron la socialdemocracia, sino un discurso meritocrático idéntico al de la derecha. Lo mismo que consiguió Margaret Thatcher con los laboristas en Inglaterra, lo hizo el PSOE sin que hubiera ninguna Margaret Thatcher. Se ocuparon ellos directamente.

Alguna diferencia hay, al menos en políticas sociales. ¿No sirven de nada?

¿No sirven para qué? ¿Para apoyarlos? Las diferencias sociales del PSOE siempre han sido bastante cosméticas. Entiendo que hay gente del PSOE que de verdad tiene una conciencia de izquierda y que está ilusionada con las políticas sociales, pero al final todo llevó a un discurso meritocrático, de igualdad de oportunidades, de abandonar sobre todo a la clase más baja, y eso es lo que más sirve de cultivo a la derecha.

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¿Cuál sería tu opción?

La plataforma Podemos. Tengo mis reservas, pero ahora mismo es lo único que me da un poquito de ilusión. Aún está un poco desorganizado, y la gente duda; está al frente este Pablo Iglesias que le da mucha grima a todo el mundo.

La izquierda siempre se pone demasiado exquisita con la gente.

Ya. Precisamente por eso digo que Podemos intenta ser una plataforma integradora. En estos últimos dos años hemos intentado varias veces dar conciertos de apoyo a varias causas en Asturias. A los mineros, por ejemplo, para recaudar fondos para una caja de resistencia. Lo organizaban unos, y de repente se metía SOMA-UGT [sindicato asturiano], y entonces los otros decían “estos se quieren apuntar el tanto”, y aparecían los de la CSI [Corriente Sindical d’Izquierda, otro sindicato asturiano] y decían “yo con estos no hago esto”, y al final no se hacía nada.

Como músico, ¿qué es lo que más te ha afectado de la crisis?

Es curioso, pero saqué La zona sucia en 2011 y toqué más que nunca, así que en ese sentido debería decir que no me ha afectado. A muchísima gente de mi entorno sí, claro.

Pero de 2011 a hoy han pasado tres años.

Claro. Ahora noto lo del IVA. A la hora de organizar esta gira, tenemos muchos problemas para cerrar conciertos. Los promotores ponen las entradas carísimas. Vender entradas a 25 euros hoy día me parece una burrada.



Nacho Vegas (39 años) en la sesión exclusiva para Rolling Stone. Foto: Adolfo Callejo

En el disco, la postura parece debatirse entre la unión solidaria y la respuesta más o menos agresiva.

Es un dilema que cualquiera tiene, y uno de los grandes dilemas de la izquierda, supongo: cómo los conflictos que todos queremos solucionar de una manera colectiva se pueden solucionar sin que haya violencia contra la minoría opresora que está por encima. ¿Lo dices por Polvorado, por ejemplo?

Por ejemplo, sí.

También hay que contar con que existe una violencia previa. ¿Qué es sino violencia echar a la gente de sus casas, que Coca-Cola quiera despedir a más de mil personas, o que mucha gente cobre 600 euros?

A la policía la tienes bien enfilada, también, por lo que se escucha en ‘Actores poco memorables’ y ‘Libertariana song’.

El 15-M puso de relieve problemas que ya existían antes, y uno de ellos fue la violencia policial; cómo, sobre todo, los de la UIP [Unidades de Intervención Policial] no escatiman en dar palos.

En ‘Actores poco memorables’, justo después del policía torturador, ¿te metes tú para rebajar tensión?

¿Cómo yo?

“Por ahí llega Nachín con otra lúgubre canción…”.

[Risas] No soy yo. ¿Qué te piensas? ¿Que no hay por ahí más nachines en el mundo que hacen lúgubres canciones y que son medio maricones?

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Quizá ‘Resituación’ es el disco en el que más hablas de Gijón, tanto para bien como para mal, como en ‘Ciudad vampira’.

Expresa un sentimiento de alguien que quiere mucho a Gijón pero que ve que la ciudad está deprimida, salvo en verano. Lo que pide la canción es una convulsión que haga que la ciudad renazca.

En cambio, en ‘Luz de agosto en Gijón’, que es una de tus canciones tristes pero menos…

¡Pero Luz de agosto en Gijón es la canción más triste del disco! ¡Es la que más me costó escribir!

Pero no es como para pegarte un tiro. No es ‘Ocho y medio’. Es otro tipo de tristeza.

Sí, eso es cierto. Hay una voluntad de escapar de esa tristeza. Antes quizá me regocijaba más.

¿Ahora la tristeza es más manejable?

No se trata de que sea manejable. Se trata de que quieras hablar de ella para salir o para regocijarte. En Ocho y medio sí creo que estaba un poco al límite.

Y lo sobrepasabas.

Pero es que no estoy tan de acuerdo. Ocho y medio era una canción que estaba inspirada en una situación y en un momento un poco doloroso. Pero, en realidad, no sé, tenía la sensación de que había algo muy positivo, muy poderoso en todo ello. Luz de agosto en Gijón… Creo que es de las pocas canciones mías que son realmente tristes.

Igual no te conviene vivir allí.

Yo me quedé en Gijón porque me gusta mucho, pero vi cómo todos mis amigos se marchaban, salvo cuatro: dos de ellos porque tenían una paga porque estaban locos y dos de ellos porque a sus padres les iba bien. Pero todos los demás se iban fuera porque querían trabajar. Gijón se ha quedado como una ciudad en la que no sucede nada, salvo cuando la gente tiene vacaciones y viene a pasar unos días. Es una ciudad que, realmente, es un poco dura, y esta canción refleja esta tristeza.

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Escuchas tus anteriores discos y ¿qué crees tú que ha cambiado?

Puede que haya perdido el cinismo. Me refiero al cinismo como recurso para intentar echar balones fuera, sobre todo en el terreno del posicionamiento ideológico, algo que estaba muy de moda en los 90.

¿Te parece que muchos grupos, de esa generación o actuales, siguen echando balones fuera?

Veo a mucha gente que está hablando de cosas imposibles de escuchar hace diez años  en un disco independiente. Creo que un músico tiene que tener compromiso con lo que hace y con las consecuencias que tiene lo que hace. Lo de menos es si yo hablo de política, o lo hace La Habitación Roja o Vetusta Morla. Si lo hacemos es porque está en la calle y por tanto es normal. Lo raro es que no fuera así. Pero el compromiso político tiene más que ver con cómo se hacen las cosas que con que tus letras sean políticas.

Fuente: http://rollingstone.es/entrevistas/nacho-vegas-canciones-de-amor-y-revolucion




Publicado en el blog por Fhara Hernández (México D.F.)

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