.

lunes, 7 de octubre de 2013

Jesús Llorente habla de lo que será el siguiente disco de Nacho Vegas y le hace preguntas... Y Nacho responde

Nacho Vegas

Conversaciones con Nacho Vegas (1)

por Jesús Llorente


Para el fan de un artista, pensar en cómo será su siguiente disco, cuando todavía no está grabado y su planificación se encuentra -digámoslo así- en pañales, produce un vértigo por anticipación que podría definirse, citando regular tirando a mal a Raymond Carver, como una sensación parecida a “la fulgurante velocidad del futuro”. Quieres intuir, escuchar algo que no existe. Una quimera atisbada por medio de -quizás- canciones adelantadas en directos (recordemos  el especialísimo caso de Sr. Chinarro: cuando Antonio Luque presenta oficialmente un nuevo álbum en realidad ya se había cansado tanto de él que tocaba un 90% de temas aún sin registrar), sesiones en diversas radios, algún podcast, demos en recopilatorios, o sencillamente, nada en absoluto. Es decir, el fan se conformará con lo que sea, con el mismo silencio incluso, y más con músicos como Nacho Vegas, que no se deja nada en el tintero a la hora de entregar discos conceptuales llenos de pequeños conceptos (como un cubo de rubik jugando al ajedrez... seguiremos luego con los símiles de juegos de mesa), e historias que vemos a través de una pecera. ¿De “una pecera”, he dicho? Pues sí, y sirvan estos párrafos como introducción al cómo, el donde y el porqué de algo que está por venir y que iremos relatando aquí en las páginas de Numerocero en tres capítulos más;  el prefacio escrito de una obra todavía ni cantada ni tocada.
Nacho Vegas está en lo que podría llamarse la ante-génesis de su próximo disco, el sexto álbum de estudio en una carrera en solitario (esto de “en solitario” creo que ya sobra) cuyos inicios podemos datar hacia 1999. Por entonces debutó en una fiesta de aniversario del sello Acuarela en la sala Nasti. El Nacho de entonces, o Nachín para sus amigos y en mi agenda telefónica, estaba más nervioso de lo normal. Por debutar, porque éramos varios los directores de discográficas allí presentes, por tocar con gente con la que ya compartía proyecto (Abel y Coque de Emak Bakia, con los que convivía en esa anárquica célula post-folk-rock llamada Migala), porque fue para un núcleo de 100-120 personas que -quizás en mente de Nacho- iban con el cuchillo preparado: "otro cantautor más". Es posible que fuese su noche menos memorable en la historia de sus directos. Y recuerdo que me dijo que por suerte no había demasiados testigos sobrios. Afortunadamente fue un espejismo.

Decía antes que en mi agenda le tengo como Nachín, porque le conozco desde hace mucho tiempo. Pero lo curioso es que no recuerdo cuando fue exactamente.  Él tampoco: “Supongo que sería en algún concierto en el Maravillas, cuando aún eras Jesús Malsonando, pero no me acuerdo del día exacto. El primer recuerdo que tengo contigo es el de haber ido juntos a ver a Girls vs. Boys en el Revolver. Iba también Víctor Lenore y alguien más. Yo era muy tímido y tú me parecías un poco borde, aunque ahora pienso que puede que fuera timidez también”. La verdad es que Nacho siempre ha tenido un sentido del humor excepcional, que quizás no haya sabido (o querido) trasmitir más allá de la gente más cercana, aunque puede detectarse en muchas letras y en el modo en el que presenta algunas canciones en directo. Ha logrado evitar convertirse en lo que no es por medio del humor. Y yo nunca he visto a un personaje: creo firmemente que todo lo que canta es verdad, aunque no siempre sea autobiográfico. Pero sospecho que el 99% del tiempo lo es. Y en el 99 todavía no sabíamos si lo era o no. No sabíamos casi nada.

Ahora Nacho Vegas está maquetando y planificando, casi 14 años después de aquello, lo que será su sexto trabajo. No se puede decir que sea muy prolífico, aunque sí se prodiga con muchas colaboraciones. Entre las últimas una desasosegadora canción con PLV Havoc titulada “Darwin”: PLV Havoc – Darwin. "Conocí a Pedro una noche en Donostia, cuando había ido a hacer algo allí con Fundación Robo. En aquel momento cantaba solo en inglés, y creo que cuando hablamos le recomendé que usara el castellano o el euskara. Nunca le encontré el sentido a cantar en inglés si tu lengua materna es otra, ni siquiera cuando toqué la guitarra con grupos que lo hacían. Después PLV Havoc hizo este EP y me pidió colaborar en Darwin. Pedro es un diamante en bruto, tiene mucha energía y espero que le vaya estupendamente”.


Hablando de grupos que cantaban en inglés y en las que él tocaba la guitarra, le pregunto si participará en una hipotética reunión de Migala (con Manta Ray ya lo ha hecho, aunque se trataba más de un homenaje que otra cosa): “Detesto las nostalgias, y no se me ocurre otra razón para que vuelvan, así que mejor ni lo pensamos...”. Nacho, con su actividad constante, sus posicionamientos, sus colaboraciones con prensa, sus textos... no se limita a componer, ir al local de ensayo, grabar, tocar en directo, conceder entrevistas. En fin, es una mente (y un cuerpo, parece) en constante ebullición, y que ha estado en peligro permanente. Vegas aportó desde el primer momento de exposición pública un perfil más cercano a Dennis Cooper, Jim Carroll, Jamie Stewart, alguien con inquietudes en muchos campos. Si pensamos que los grandes “autores” del indie –y el haber tenido un largo recorrido en sus carreras me lleva a citar a estos tres- han sido Jota, Luque y Alfaro (al menos yo lo veo así) Nacho es el que mejor ha fusionado la tradición, el terruño, y el ser más cosmopolita que ningún otro.

Pero sigamos. He dicho que Nacho Vegas está con el borrador, el boceto de muchas nuevas canciones. Las canciones de un disco que no puede ser la continuación de “La Zona Sucia” (2011), que no lo será. En realidad ningún disco suyo está realmente conectado -por lo menos yo lo siento así- con el anterior. Por poner un ejemplo, “Cajas de Música difíciles de parar” fue a “Actos Inexplicables” lo que el ajedrez al dominó. En “Actos” cada canción impulsa a la siguiente, hay un camino fijado, tiene sentido en una dirección. “Cajas…” es quizás un elepé para ser visto desde arriba, con otra perspectiva, más de personajes (y no de un solo personaje), estratégico. Juegos de guerra, más que juegos de mesa. Más caballo y menos dama blanca, por decirlo de alguna manera.

Todavía no tiene ningún título en mente, y solo es seguro que lo grabará con Paco Loco, su productor habitual, y en los estudios Reno de Madrid. No quiere, no puede, dar más detalles del mismo: “No puedo decir nada aún. Solo que lo haré”. Y quiero hacer aquí un inciso. A pesar del mucho tiempo que ha pasado desde que nos conocimos, de lo mucho que hemos reído y de lo que hemos compartido, Nacho nunca me ha mandando maquetas de sus canciones o me ha tocado tema alguno en un camerino, o en la oficina, o en una reunión de gente cuyo juicio más o menos respeta. Él compone, graba, y luego publica. Y tú, amigo o conocido, amante o saludado, recibes las composiciones la mismo tiempo que los demás. Lo menciono porque no es lo más común del mundo. Es este un mundo lleno de estrellas inseguras y compositores que muchas veces esperan la aprobación de sus iguales, hasta de sus inferiores a lo Dylan con Donovan en “Don´t Look Back”.

Solo dos preguntas más, Nacho. Bueno, o muchas preguntas pero en dos bloques:

En qué momento sabes que ya ha llegado el momento de pensar en un disco nuevo? ¿Cuantas canciones necesitas tener? ¿O se trata de encontrar un nexo de unión entre ellas, un concepto? Siempre hay canciones revoloteando, algunas más acabadas que otras y todas desordenadas. Decides que vas a hacer un disco cuando sientes que llegó la hora de ponerlas en orden. Y cuando lo haces es cuando te das cuenta de aquello que las une; antes todo es demasiado confuso.

Y cuándo notas que un disco ha muerto ya? ¿Por qué el anterior ya no puede exprimirse más, repleto de letras que significan menos para ti, o porque tocarlas en directo se ha convertido en rutina? Tampoco tiene por qué suceder nada de eso. La canciones se reinventan en directo, y por eso puedes tocar temas antiguos casi como si fuera la primera vez. Y los discos, con la perspectiva del tiempo adquieren un carácter del que no eras consciente justo de después de hacerlos. Pero sí, hay veces que sientes que ya no quieres cantar aquello que escribiste en otro momento y lo dejas de lado, y en otros momentos te encuentras interpretando de forma demasiado mecánica una canción. Eso significa que es hora de ir cambiando el repertorio.

Y de ello seguiremos hablando en próximas entregas. De momento, esto es lo que hay.

Fuente: http://numerocero.es/musica/articulo/conversaciones-con-nacho-vegas-1/1887

Publicado en el blog por Fhara Hernández (México D.F.)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por tus comentarios!