por Jesús Llorente
Llevo más de 20 años escribiendo sobre música y rodeándome de un modo u otro de compositores de canciones, y sigo sin saber muy bien cual es el origen de su impulso creativo, qué es lo que hace que una idea, una emoción, se convierta en un estribillo, en una estrofa, en una melodía o un simple fraseado. Desentrañar dicho misterio se ha convertido en una obsesión para mí, algo parecido a perseguir a un ladrón esquivo y caprichoso que deja las huellas justas pero no se deja atrapar. Pero dicen que dos líneas paralelas acaban encontrándose en el infinito, así que albergo la esperanza de comprender en algún momento de esta o de cualquier otra década, por qué hacen lo que hacen, cantan lo que cantan, tocan lo que tocan, y me hacen sentir tan indefenso, tan vulnerable y al mismo tiempo tan vivo e indestructible.
Hace unas semanas empezamos a hablaros del nuevo disco de Nacho Vegas. Un disco que todavía que no existe como tal, pero que ya está en marcha en su forma más embrionaria. O ni siquiera eso. Ahora mismo las canciones son quizás como esos espermatozoides de ‘Todo lo que quiso saber sobre el sexo...’, que luchan fieramente (contra otras canciones, contra la pereza, contra la flacidez, o la impotencia) por llegar a su cálido objetivo. De momento, al menos ya ha salido de la cabeza (y los dedos como patas de una tarántula) de su protagonista, y empieza a compartirlo con su banda, con ciertas personas de confianza, con los presuntos responsables de lo que será su sexto álbum de estudio. Y ahora, también, con los lectores de Número Cero.
¿Cuál es la situación real del disco en cuanto a ensayos, preparativos, maquetas?
Tenemos el repertorio y empezamos a grabar dentro de muy poco, pero sigo sin poder decirte mucho más. Hasta que las canciones no van tomando forma en el estudio no tengo del todo claro cuáles pueden ir en el álbum, cuáles podrían ir en un EP posterior o cuáles se quedarán guardadas en un cajón.
¿Cuándo sabes (es decir, qué sensación te produce) que una canción está lista para ser grabada? ¿Has publicado alguna vez temas que no considerabas terminados de verdad, por las prisas de la discográficas, o por mera ansiedad de artista?
Siempre puedes corregir o hacer variaciones en las canciones incluso después de que hayan sido grabadas, lo importante es tener al menos un boceto bien definido. En el caso de las canciones con una estructura más o menos cerrada es esta la que determina la forma de la letra. Es diferente con otro tipo de temas que podríamos llamar canciones-río; en estos casos empiezas a escribir la canción y no sabes cómo ni cuando la terminarás, todo se va definiendo a lo largo del proceso hasta que llega un momento en el que sabes que ya está, que no hay más que escribir. Cómo sucede eso es algo extraño y no lo sé explicar muy bien. No suelo entrar al estudio con canciones sin terminar, solo me ocurrió en dos temas concretos cuando grabé ‘El Manifiesto Desastre’. Uno fue 'Morir o matar'; era una canción que quería incluir en el disco pero estaba atascado con la letra, estaba siendo muy duro para mí escribirla. Como las voces las grabábamos más tarde, cuando hicimos las tomas todos juntos en el estudio apenas tenía la estructura decidida y parte de la letra la fui tarareando, algo que extrañó bastante a la banda. Llamé a Lidia, que había sido mi pareja esos últimos años, y le pedí permiso para utilizar algunas frases sacadas de correos que me había escrito y así conseguir acabar la canción. Es una de las que más me piden, pero también hay gente que la detesta. Yo no sé dónde situarme, la verdad es que no me ha apetecido tocarla en directo demasiadas veces. La otra canción sin terminar fue una que, precisamente por eso, se quedó entre los desechos del disco. No, no me gusta entrar al estudio con composiciones sin acabar. Dentro del repertorio del nuevo disco tenía muchas ganas de incluir una que no he podido concluir, y ahora simplemente pienso que ya la grabaré más adelante.
Dice Antonio Luque que cuando se emborracha ve discos dobles. ¿Tú disco va a ser doble o eso ni te lo planteas, o ni siquiera procede (dado el estado actual de la música en el sentido de ser algo ya más virtual que físico)?
Jajaja, sí, eso suele ocurrir. En mi caso publiqué ‘Cajas de música Difíciles de parar’ en formato doble porque era algo así como un ajuste de cuentas conmigo mismo, y también porque en Limbo Starr fueron comprensivos y ellos mismos se animaron, pero ahora seguramente preferiría hacer una criba, no lo sé. A día de hoy, aunque el soporte físico haya perdido valor creo que el formato sigue siendo importante. Por eso edito EP, algunos de ellos casi mini-LP, además de los álbumes, porque es un formato que me gusta, en el que las canciones se secuencian de un modo diferente, y porque así evito la tentación de publicar todos los temas en un disco doble.
No me digas que el proceso de componer una canción es SIEMPRE como el que se describe en “ El Fulgor ”. Creo que pocas veces he visto un documental sobre un artista al que conozco y admiro y que me duela tanto como amigo y espectador al mismo tiempo.
Es que tampoco en ‘El Fulgor’ se capta el proceso de composición de una canción, porque eso es imposible. Y no lo digo porque sea algo de lo más especial, en absoluto. Escribir una canción no es una experiencia extracorpórea ni nada parecido, es algo de lo más mundano y hasta pueril. Ya sabes, se trata de combinar armonías y palabras, como un juego. Por eso es tan difícil escribir canciones desde el cinismo. Lo que pasa es que también tiene un componente algo obsesivo; cuando estás escribiendo una canción es difícil librarte de ella y la tienes dando vueltas en tu cabeza gran parte del tiempo. Por eso digo que captar eso en imágenes es una quimera.
¿Estás leyendo o escuchando algo que creas que vayas a incorporar a las nuevas canciones o que pienses que vaya a influir en el nuevo disco?
Sí, claro. Pero no sé, tendría que referirme a temas concretos. Ya hablaremos de eso más adelante. Si me apetece ;). Puedo adelantar que he escuchado bastantes grabaciones de Alan Lomax.
Como si TODO no fuera política, pero... ¿Sabes que hay un segmento de tus fans que temen que te vuelvas un compositor comprometido, una especie de cantautor setentero al uso?
¡Pero hacer canciones para mí requiere siempre un compromiso! Hay un compromiso con la realidad, es una condición necesaria para mí. No te digo que en ocasiones no pueda disfrutar de algún tipo de pop escapista, pero desde luego yo no cultivo ese tipo de canciones; ni me interesa ni sabría hacerlo. Tal vez ahora me apetezca hablar más de relaciones sociales que de relaciones sentimentales, pero ambas tiene un componente emocional y nos dicen cosas del mundo, y si a alguien a quien le interese lo que hago no lo entiende es que vive en un planeta diferente al mío. Honestamente, creo que la mayoría de la gente interesada en lo que hago entiende o participa de mi compromiso político. De todas las canciones que he publicado en solitario la primera que escribí fue 'Por culpa de la humedad', aunque salió en el segundo álbum, y es la historia de una mujer que le aplasta al marido la cabeza con un cenicero después de años de malos tratos. Desde esa primera hasta la última que he escrito, no puedo entender el acto de escribir una canción sin que exista una perspectiva moral. No quiero decir que tenga que ser así siempre. Pienso en los cantares de ciego antiguos, que contaban verdaderas atrocidades con una frialdad pasmosa, pero incluso esas narraciones estaban imbuidas de la moral de la época hasta el punto de que resultaban moralistas. ¿Se pueden escribir canciones amorales, o que no exijan ningún tipo de compromiso? Es una buena pregunta.
¿Va a tener continuación tu libro “Política de Hechos Consumados?
Hay un esbozo abandonado. De momento no tengo planes inmediatos de retomarlo. Ahora prefiero pensar en el disco.
Publicado en blog por Fhara Hernández (México D.F.)
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