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martes, 18 de septiembre de 2012

Práctica del artefacto rock / Reseña del concierto de Nacho Vegas en Oviedo 17-Sep-2012


Nacho Vegas, ayer, iluminado por los focos en el escenario de la Catedral.

Nacho Vegas redondea su repertorio más actual y político en la Catedral y regala su versión de «Santa Bárbara bendita»

Chus NEIRA

Como el bajista Luis Rodríguez sabrá bien, «es de Moreda, de la Cuenca Minera», dijo Nacho Vegas al presentarlo, las orquestas por allí terminan siempre sus actuaciones con el «Santa Bárbara bendita». Ayer tampoco faltó en el recital del cantante de Gijón en la Catedral, y su versión del clásico, tras presentar al bajista y al resto de la banda, puso uno de los momentos más cálidos en una noche más bien fría, en la que el público, como en misa, escuchó mucho y coreó poco.

No es malo, porque en los conciertos de Nacho Vegas, un poco por efecto de la «neurona-espejo», el de Gijón se mete para dentro a la hora de interpretar, su banda va también muy concentrada, y el público acaba entregado también por dentro, con poco júbilo.

La actuación de Nacho Vegas de ayer supongo que habrá servido para quitar el mal sabor de boca de aquella vez, creo que era con «Lucas 15», su versión de romances asturianos pasados por el rock, en que tuvieron que salir a tocar en ese mismo escenario antes de Sergio Dalma.

Ayer vendría, tras Vegas, «Supersubmarina». Eso sería otro cantar. El asturiano ofreció un repertorio muy pegado a su último largo, «La zona sucia», con «Taberneros», «La gran broma final», «Perplejidad», «Reloj sin manecillas».

Pero también hubo lugar para algunas sorpresas. Así, Vegas tocó «Cazar vampiros», adaptación libre de «Devil Town» de Daniel Johnston, con cuyos primeros versos empezó, dedicada a una «ciudad triste» que «podría ser Gijón». En el arranque del recital también hubo propina, una versión de «Si no fuera porque», de Cecilia.

La banda estuvo, como casi siempre, muy afinada. Y a pesar de que los fuertes juegos de dinámica del grupo son algo incompatibles con los espacios abiertos y las fiestas populares de gran aforo, el sonido en la Catedral aguantó bien el rock de excesos y susurros de Nacho Vegas y los suyos.

En el apartado de los extras también estuvo bien y recibió sus aplausos la introducción de «Cómo hacer crac», la canción que da título y abre el EP con el que Nacho Vegas ha rematado su última colección de canciones. Lo hizo, muy serio y coñón al tiempo, con un «bueno, ahora que todo se viene abajo, ahora que se van los mejores, primero Gabino, ahora Esperanza...». También se agradeció que hubiera cambiado en el verso del mercadona, el Bimbo y los yogures el verbo «comprar» por el de «robar» (homenaje a Gordillo) y que en «cazar vampiros», una metáfora, quizá, sobre el último gobierno municipal que sigue al frente de Gijón, mente al Alimerka.

El concierto, correcto para el público y sobre el escenario, incluyó en su despedida una de las canciones más fácilmente coreables del asturiano, «El hombre que casi conoció a Michi Panero». Y parecía que ni con esas. Pero gustó.

http://www.lne.es/oviedo/2012/09/18/practica-artefacto-rock/1299350.html

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